COMO UN SUEÑO
Hay un momento –sin lugar–, en que los sentimientos y pasiones, la historia y la realidad se confunden; que no es un sueño y quisiéramos fuera un cuento.
En la niñez, los adultos parecen un modelo constante; con el paso del tiempo el criterio cambia, pero hay personas que no se olvidan. De esos años se recuerdan detalles que impresionan y hechos que modifican nuestra existencia.
Susy era muy especial. Siempre ocupada en algo, leía mucho, escribía; la recuerdo haciendo del arte su compañía predilecta, dedicada a la pintura, la música, la poesía. Aún no puedo descifrar algunos de sus pensamientos, que de pronto impactaban. Hacía infinidad de cosas: postres, adornos, miniaturas…
Tenía siempre una mirada y una sonrisa que brindar. Su mirada profunda, sincera, tierna; una sonrisa delicada, apenas dibujada: misteriosa. Su mirada y su sonrisa, aunque alegres, guardaban un toque de tristeza inexplicable.
Era ocho años mayor, sin embargo teníamos mucho en común, hacíamos infinidad de cosas juntos, nos ayudábamos y brindábamos mutua compañía sin necesidad de utilizar palabras huecas o trilladas.
Ella me enseñó a convertir el frío papel de partituras en cálidas melodías –nunca fui en esto su mejor alumno, pero tal vez sí el único–; con ella jugaba de niño, oía música, nadaba… Hace tanto tiempo, pero no puedo olvidarla.
Entre todo lo que me enseñó, recuerdo especialmente una canción que en una parte decía:
pero un día, seducida por el aire,
de la mano de la noche se marchó
Yo no entendí, quizá ella lo sabía, tal vez lo presentía…
que será de aquella piel de miel,
que será de su mirada,
que será cuando el otoño cruel
le madure y marchite su piel.
Hace varios años, junto con la vida de aquel día, la suya terminó… nunca más la vería; su mirada, su sonrisa, todo lo que ella era para mí, al comienzo de ese día dejó de existir.
Prefiero no recordar. Fue un paro cardíaco, según los médicos; sería tal vez ese medicamento contraindicado, ordenado por un seudo-profesional, obnubilado por la emoción de la Navidad? …de esa Navidad que ella nunca vivió!! Acaso un pequeño descuido en el que se decía el “más moderno y mejor hospital del Ecuador, uno de los mejores de Sudamérica” … Ja!!
Si alguien cree en la Justicia –como yo– seguro comprende que no puedo aceptar que todo acabó… al menos no así; no mientras el responsable –quizá no doloso, pero sí negligente: el resultado es el mismo–, vista de blanco y se ría de una legislación obsoleta… y escupa con indolencia su irresponsabilidad sobre una tumba.
Lo cierto es que Susy ya no está. Me quedan los hermosos recuerdos de quien compartió conmigo doce de sus veinte años; de mi mejor amiga: mi hermana.
Hay un espacio –sin tiempo–, que seguirá vacío, y en él solo parece estar suspendida una gran interrogante, como en un sueño, queriendo ser un cuento.
Omar Albán Cornejo
No hay reparación para espacios en que "ellos y ellas" no están, pero jamás dejaron de ocuparlos... no hay reparación en el Derecho ni en ningún sistema de derechos, que satisfaga el amor pendiente, que se debió entregar y que, por irresponsabilidad de un soberbio, quedó suspendido en el tiempo, en el espacio, en el deseo... Abrazos inmensos, recordado OAC.Kj
ResponderEliminarQuerido amigo! Siempre te leo con cariño y admiración. Tu escritura transmite emociones y sentimientos que quizá muchas veces no queremos mostrar pero que de alguna forma todos tenemos guardados en la memoria y el corazón. No hay juicios ni reclamos para esos casos, solo la certeza de lo que sí pudimos vivir junto a los seres más queridos que de pronto perdimos….un abrazo!
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