viernes, 10 de agosto de 2012

POR QUE ZURDO?

De plano no es una posición ideológica… aunque la política nunca me ha sido ajena. Sin embargo, posiblemente esta situación de los hemisferios cerebrales también influye; pero el ser zurdo no es una decisión. Pensar que hasta hace pocos años forzaban a los zurdos a dejar su ‘mal hábito’ de utilizar la mano izquierda… qué barbaridad!
Paradójicamente, según dicen, la prevalencia del hemisferio cerebral es justamente la opuesta y resulta que en los zurdos el lado derecho es el más utilizado, y viceversa. Silvio creo que dijo: “si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo”.
Recuerdo al curita español, que en el Colegio varias veces me miraba profundamente y en tono sereno –pero al mismo tiempo inquisidor–, me decía con su dialecto de español tradicional “eres rebelde”. Me daba algo de risa, porque no era de aquellos indisciplinados, de cabello largo o irrespetuosos con profesores y compañeros… digo, aquellos típicos que yo no entendía por qué permanecían en el colegio año tras año, si todos sabíamos que eran unos patanzuelos. En cambio, lo que sí hice fue defender, en términos formales al menos y hasta donde se permitía opinar, a mis compañeros que siempre creí tenían el derecho de elegir llevar un arete en la oreja, o pantalones rotos a propósito, o un corte de cabello más largo –cuando absurdamente no les permitían participar en el juramento de la bandera–, y es que me parecía lo más natural que haya respeto a la individualidad, pues lo que está fuera del ‘estándar’ no significa que está mal. Curiosamente, no recuerdo la posición de mis compañeros cuando se censuró aquel artículo mío publicado en la cartelera, que me puso al borde de la expulsión… nuevamente por expresar lo que opinaba, y que no era lo que todos ‘debían’ creer.
Es curioso como a través de los años siempre he sentido que no pienso como los demás, y posiblemente tampoco actúo bajo el concepto que para los otros es ‘lo normal’; no hablo de coincidir en todo, que sería un absurdo impensable, sino en ver lo que parece oculto para otros, o el analizar las cosas desde el otro lado de la vereda. A propósito, una escena de la película Diarios de motocicleta me impactó como pocas: estaba aquel argentino, el Che, en un festejo junto a un río o un lago –no estoy seguro–, de pronto se detiene, observa al otro lado, y a pesar de la noche y lo frío del agua –me imagino–, y el asma, decide nadar al frente, a una isla en la que estaban los leprosos. Dejando atrás la comodidad y los placeres, prefirió estar junto a los necesitados. Se me encogió el corazón, porque el mensaje fue clarísimo para mí: ese gran hombre siempre supo de qué lado estar.
También recuerdo como dato anecdótico que al comienzo de la universidad, al hacer los ejercicios de lógica formal, todos procedían fluidamente desde un mismo paradigma, creaban las proposiciones necesarias para acercarse a la solución, mientras que yo partía de los datos existentes para ir encontrando la solución del ejercicio… pues resulta que los demás no entendían por qué no lo hacía como el resto y a la larga no podía trabajar en grupo o estudiar con otros, porque mi procedimiento mental era, sencillamente, ‘diferente’.
Ya más acá, me sorprendió y hasta indignó que al proponer que algo se analice más, que se parta de datos concretos y no solo de la intuición, se consideró que estaba opuesto a determinada decisión. No lo he podido entender: ¿acaso sugerir que se estudien los riesgos, significa no estar de acuerdo? Tampoco he llegado a adaptarme a la idea de ‘lo políticamente correcto’ y dejar de decir ciertas cosas; no sé.
Finalmente, esto de ser zurdo es una curiosa situación. Claro, los pupitres en colegio y universidad tenían respaldo al lado derecho y jamás al izquierdo –creo que ahora ya los hacen en ambas versiones–, la letra siempre empeoraba, sobre todo cuando el espiral obstruía los movimientos al escribir en el anverso de la hoja –aunque se facilitaba en el reverso– y utilizo la tijera con la derecha. Pero a la final, como le contesté a una persona que me preguntaba cómo es eso de ser zurdo, uno se acostumbra porque ha sido así toda la vida!
Omar Albán Cornejo

2 comentarios:

  1. Tengo 40 años y soy diestra, pero hace más de 20 años supe en carne propia lo que sentían los zurdos. Desde aquel momento, además de respetarlos (siempre lo hice), los "comprendí". A los 18 años tuve mi primer trabajo en una panadería. Al tiempo me empezaron a enseñar a hacer los sandwiches de miga. Casi un año me llevó adaptarme...Es que el tio del dueño (sandwichero hasta ese momento), y la ayudante, eran zurdos, y la sandwichería, había sido pensada para ellos. Todo era complicado para mi: la ubicación de la máquina de cortar el fiambre y el pan, la tabla donde se coraban los bordes, todo, todo. Todo me llevaba mucho más tiempo. Realmente lo padecí. Cuando me adapté (nunca tomé la velocidad de ellos, pero zafaba, me sacaron para que atendiera la caja...Esa es la historia. Los entiendo y los respeto, y creo que son mucho más hábiles que nosotros, los diestros, ya que tienen la capacidad de adaptarse a este mundo hecho para "DERECHOS".

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    1. Ana, gracias por tu aporte. Me gusta esto de compartir ideas, vivencias; mira como tu experiencia ha sido la inversa, que interesante!

      Mi enfoque es que hay dos dimensiones en esto de ser zurdo; una cosa es lo físico, con lo que realmente debo decirte que no me he complicado y más bien creo que me ha permitido usar ambas manos, mientras que muchos diestros son bastante inhábiles con su mano izquierda; la otra dimensión es la que me intriga más, aquello de no pensar igual que el resto, el sentir que uno es el 'bicho raro' porque ciertas cosas se aprecian evidentes, pero diferentes de como las ven otros.

      Estas líneas fluyeron solas, una vez que creé mi blog, y dije "bueno, tuve que decidirme por este nombre, porque el que había pensado ya lo habían escogido", así es que en parte era explicar a qué se debe el nombre del SITIO DEL ZURDO y lo primero es explicar que es una característica personal, no un asunto político, aunque aspiro comentar de todo y la política me interesa, en efecto.

      Esta es mi situación, que los demás creen que es siempre buscar las cinco patas del gato.

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